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Foto del escritorjmguiliani

De la vulnerabilidad

La mayoría de las personas si les preguntas qué emociones le vienen al cuerpo cuando se sienten vulnerables te hablaran de emociones tales como dolor, miedo, pena y en especial vergüenza. Yo recuerdo haber crecido sintiendo vergüenza de mostrar debilidad, en la escuela, en la universidad y luego en el trabajo. Me costaba mucho hablarle a mi esposa, mis padres y a mis mas íntimos amigos de algo que sentía me haría ver vulnerable: dudas y miedo sobre mi futuro profesional, errores que he cometido en negocios, metas y promesas incumplidas, relaciones personales que descuide o me hicieron daño.


Sentirnos o dejarnos ver vulnerables ante los demás puede ser la peor pesadilla para muchos, especialmente si estás en una posición de liderazgo en una organización, un funcionario público en el ojo público o una persona de influencia en tu familia o comunidad. Después de todo, pensarías, como la gente va a confiar/respetar/admirar/recompensar/seguir en las redes sociales si pueden uno mismo admite que no es esa persona perfecta que todo lo puede y todo lo hace maravillosamente. Casi siempre es más fácil cerrarse y no bajar la guardia.


Pero la verdad es la siguiente: La vulnerabilidad es una cualidad humana con la que nacemos, y no nos podemos deshacer de ella.


Durante la niñez la llevamos con nosotros todo el tiempo, al punto que nuestros padres tienen que protegernos constantemente de todo aquello que nos hace sentir dolor, físico o emocional. A medida que vamos convirtiéndonos en adultos y dejamos la protección de nuestros padres, por instinto nos empeñamos en mostrarnos lo menos vulnerable posible. Y naturalmente sucede así: eso fue lo que venimos aprendiendo desde la casa, cursando por el colegio y hasta en la universidad. Nos acostumbramos a no hablar de nuestros miedos, a no admitir que a veces nos sentimos insuficientes y que sentimos inseguridad, a esconder que no siempre sabemos la respuesta a nuestros problemas.


En otras palabras, queremos mostrarle al mundo que somos infalibles y lo tenemos todo bajo control: queremos mostrarle a nuestros padres que somos lo que ellos quisieron para nosotros, queremos mostrarle a nuestros amigos que estamos en el camino al éxito y estamos viviendo nuestra mejor vida, queremos mostrar en nuestros trabajos que somos capaces de lograr metas super ambiciosas y que nos sentimos motivados 100% del tiempo.


Y mientras más intentamos encubrir esos miedos e imperfecciones que no queremos que el resto del mundo vea, mas se hacen ver esas vulnerabilidades y más pesado se vuelve el sentimiento de miedo que alguien logre descubrir que realmente no absolutamente todo está bien y no todo lo tienes bajo control.


Pero irónicamente, mostrar vulnerabilidad tiene un beneficio tan poderoso que desarma todos esos sentimientos que mencione antes: te libera de esa carga emocional que llevas dentro y eso te hace mas fuerte.


Te permite estar cómodo contigo mismo frente a los demás y te hace ver como alguien con más confianza y alguien con quien la gente puede genuinamente relacionarse. Te convierte en una persona real de carne y hueso, no en una especie extraterrestre con un aura de perfección. El momento que empiezas a ser abierto con tu vulnerabilidad es el momento en el cual tú comienzas a crecer en todos los ámbitos de tu vida: en tus relaciones, en tu carrera profesional, en tu emprendimiento y en tu vida espiritual.


Solo cuando aceptas que lo que pensabas que te haría vulnerable realmente es algo creado por la mente para proteger una identidad externa que adoptaste en el camino, entonces serás capaz de lograr lo que TU quieres. Te darás cuenta que tu energía empezará a focalizarse en lo que tu quieres cambiar y mejorar de ti, y no en lo que sientes que debes esconder. Siendo una persona vulnerable es la única manera de poder entender quien eres hoy para poder convertirte en quien quieres ser mañana. Sentir y aceptar esa vulnerabilidad es sinónimo de amor propio. Amarse a uno mismo con todas sus imperfecciones es el ingrediente número uno para vivir la vida que tu quieres vivir. Es la mejor manera de sentir una verdadera conexión con el mundo.


Esto va a sonar muy pesimista pero es algo que yo siento que debemos de recordarnos de vez en cuando: vamos a dejar físicamente este mundo algún día, y no sabemos cuando ese día llegará. Todos sabemos esto, pero no nos detenemos seriamente a pensar que esto implica. Si tenemos esto presente, veras como se vuelve insignificante todas esas barreras que nosotros mismos erguimos a nuestro alrededor para proteger una identidad fabricada para complacer a otros.


Yo te propongo que te rompas con esa armadura, y comiences a ver y sentir que tu tiempo en esta tierra no está supuesto ser invertido en ser “perfecto”, si no en lograr la máxima expresión de tu auténtica persona y manifestar tus virtudes y talentos como un regalo para el mundo.


Al principio, como todo, va a ser difícil que comiences a abrirte a otros hablándoles de tu cosas que te hacen sentir vulnerable. Empieza gradualmente, con las personas de más confianza para ti. Esto creará momentum para que puedas abrirte a otros, incluso personas que acabas de conocer. Con el tiempo encontrarás pequeñas oportunidades en la vida cotidiana, incluso en espacios tradicionalmente donde cuidamos lo que hacemos y decimos como nuestro trabajo, donde podrás compartir experiencias o detalles de tu vida que antes no te atrevías a divulgarlas.


No tienes porque hablar de algo penoso que has pasado si no quieres hablar de ello. Pero si sientes el mínimo impulso de compartirlo con otra persona, eso es una señal de que te puedes dar permiso a ser vulnerable ante otra persona. Esta práctica de expresar alguna vulnerabilidad irá creando confianza en ti mismo, al punto que eso que antes veías como una vulnerabilidad lo comenzarás a ver como una fortaleza. Ya no te dará pena o vergüenza hablar de aquello que antes tenias miedo de compartir, al contrario sentirás un sentimiento de seguridad y fuerza que será transmitido a las demás personas a tu alrededor.


Le habrás dado una voz y carácter a tu vulnerabilidad, y eso a cambio te formará y te moldeara para poder manifestar tu maxima expresión.

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